Esbós previ Les Ballarines, Edgar Degas

domingo, 25 de diciembre de 2011

El Plato



Puso la mesa. Primero la copa, llena hasta la mitad de vino blanco. Estaba inmersa en un silencio de celebración. Después los cubiertos, meticulosamente colocados a la distancia exacta el uno del otro y con respecto al plato. 
Se sentó y se quedó en silencio contemplando aquello que hace unos minutos había pensado que debía comerse. - Y si mi madre tiene razón? Y si el medico también? Debería irme -. Pero no lo hizo porque había estado demasiado tiempo planeando lo que hace justo un par de horas acababa de hacer casi sin pestañear y con menor esfuerzo del que creía necesitar.
No le odiaba, al contrario. Hizo lo que tenía que hacer precisamente porque le amaba tanto que debía acabar con él. Pero qué va, no lo entendía ni el psiquiatra, el hombrecillo estúpido que no paraba de decirle que padece una enfermedad. Así que decidió actuar por sus propios medios.


De repente recordó aquello que una vez le dijo él después de dejarla casi sin respiración cuando paró por fin de golpearla con el puño. Le agarró la cabeza con fuerza apretándola contra sus genitales y gritó:
-Empieza por aquí, que hoy me vas a comer entero, puta.

Sonrió mientras devoraba aquél suculento plato que tenía delante. Después y lentamente, se dirigió fuera de la casa, admiró el paisaje frío y se dispuso a fumarse un cigarrillo mientras temblaba de emoción.



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